Esta semana, el pensamiento semanal será un poco más elaborado y espero os invite a reflexionar, os toméis un ratito para vosotros mismos y os planteéis una serie de cuestiones de las que hablaremos.
El tema, que como os comenté, también tratará mi colega Océano Difuso, es el DESARRAIGO o DESAPEGO.
En primer lugar, ¿a qué llamamos desapego?
El desapego podría definirse como «carencia de sed». . Imagínate a alquien que tiene sed y a quien no la tiene. Observa mentalmente la diferencia. ¿En cual ves paz, tranquilidad, seguridad y en cual lo contrario? Ahora observa el mundo, la infelicidad que hay en torno y dentro de ti. ¿Qué la causa? La situación económica, la soledad, el desamor…?
Esa infelicidad se lleva con uno mismo y a menudo nos vemos incapaces de escapar de ella. Forma parde de nuestra programación mental, son nuestras creencias; esas que nos parecen tan lógicas que ni siquiera sabemos hasta qué punto nos esclavizan.
El Apego es una vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz.
Por ejemplo: queremos a alguien y no contemplamos la vida sin esa persona, sufriendo de angustia y frustración si ese amor no es posible.
Otro ejemplo, queremos llegar a un determinado lugar o posición social en la vida y nunca nos basta.
El apego es un estado emocional que tiene dos extremos, uno positivo y otro negativo. La parte positiva es el estado de placer y la emoción que se siente cuando se logra aquello a lo que se está apegado. La negativa es la sensación de amenaza y la tensión que lo acompañan, lo que nos hace vulnerables al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer añicos nuestra paz.
Simplemente observa: miles de personas viven sin eso que tu supones dueño de tu felicidad; y si revisas tu pasado encontrarás algo o alguien que en un momento dado supusiste insustituible, y que el tiempo te demostró que no era así. Cuando lo has superado ya no te parece tan terrible vivir sin eso o esa persona, ¿verdad?
Las raíces de nuestros apegos se encuentran en: nuestra cultura (que ni es única ni poseedora de la verdad), nuestras ideas personales (y la manía de etiquetar a cosas y personas), nuestras creencias (pudiendo en ocasiones rozar el fanatismo), nuestros hábitos y nuestros miedos.
Los miedos, de los que ya hemos hablado en otros pensamientos, son la fuente principal de nuestras ataduras. Enfrentarnos a ellos determinará en gran parte nuestra actitud ante la vida, nuestro optimismo o pesimismo.
La energía sigue al pensamiento, no lo olvidemos, si el pensamiento es un constante negativo, estamos atrayendo los momentos negativos. Aunque, lo positivo y lo negativo, teniendo su base en la subjetividad, acabarán dependiendo de nuestra óptica.
Os expondré un ejemplo-metáfora. Imaginaos un caracol… Va caminando y se va encontrando en su camino cosas buenas y malas…
Las buenas le nutren, le alimentan y le dan vida, pero al fin y al cabo llegará un momento en que tendrá que dejar marchar algunas de esas cosas buenas (bien por ser perecederas, o finitas o simplemente porque se quedan atrás en el camino).
Si el caracol se aferra a las cosas buenas que se encuentra y no respeta su ciclo vital, frenará su camino y se quedará anclado y apegado a lo que se está quedando atrás. No vivirá otras etapas del camino, y pasará de largo llevando consigo solo lo que ya no tiene sentido, lo que ya permanece al camino pasado.
Las malas debe esquivarlas y las que se encuentre debe tratar de expulsarlas de sí mismo. Piedrecitas, hierbas duras, deshechos,…
Si no quita de su camino lo malo, no seguirá avanzando o si lo hace, será torpemente hasta que no pueda más. Puedes encontrar en tí esas piedras que te hacen daño.
La idea es muy simple, como casi todo lo esencial: la felicidad esta DENTRO DE TI. Cada segundo que pasa tienes en tu mano cuanto necesitas para SER FELIZ y ser feliz no es más que encontrarte a gusto contigo mismo y en paz.
Todas las cosas a las que te apegas y sin las que a menudo piensas que no podrías vivir no son más que tus motivos de angustias. Lo que te hace feliz en un determinado momento no es la situación que te rodea sino los pensamientos que hay en tu mente, tu manera de ver el mundo.
La felicidad y la desdicha dependen de cómo afrontemos los acontecimientos, no de la naturaleza de los acontecimientos en sí (Anthony de Mello)
NOTA: Lamento repetir imagen, pero cuando se me ocurrió la metáfora del caracol no pude evitar pensar en este, que me encanta…
NOTA 2: Espero vuestras opiniones…
NOTA 3: No soy una entendida del tema, he tratado de leer algo sobre ello y exponerlo de la mejor manera posible… Humildemente si alguien sabe algo más o tiene otro punto de vista, espero lo comparta también.