Tras los días de trabajo intenso, la celebración de mi cumpleaños, esparcimientos varios y una breve ausencia, vuelvo a la carga con un nuevo podcast, publicado esta semana en Tinta Digital.
Me gusta mucho este libro, del que ya os hablé hace una temporada, y os leo un trocito del principio. Inquietante y fascinante, os animo a continuar la lectura y descubrir a ese personaje, el tubo, protagonista de la singular autobiografía de la escritora, Amelie Nothomb.
¡Feliz comienzo de semana!
Amanecer en un bosque mágico en mi Camino de Santiago…
Hace unos días, cuando terminé Pura Vida, que recomiendo, escribía en mi libreta…
La vida se abre paso arañando y arrastrando a su paso toda posible resistencia. Tan cruelmente sobrecogedora… tan salvajemente desgarradora, pudiendo absolutamente con todo.
Pase lo que pase.
La Vida es dulce y dual, tan hermosa, tan peligrosa. 🙂
Esta semana es intensa, de trabajo y emociones. Estoy exhausta, pero esta canción me inyecta energía… Os la dejo mientras fantaseo con remolonear el fin de semana y celebrar mi cumpleaños en condiciones!
El título del primer podcast del año refleja un deseo – fantasía para 2009: pasar un año junto al mar. 🙂
Relato un fragmento de uno de mis libros preferidos del año, Un año junto al mar, de Joan Anderson. Me lo regaló alguien especial porque al abrir una página al azar apareció el título » En la bruma», junto con una caracola y la siguiente cita:
Despierto del sueño y lo hago lentamente,
Siento que no debo temer a mi destino,
Aprendo mientras voy a donde debo ir
Recuerdo que mi padre y su pareja me llamaron por teléfono el día antes de terminar el Camino de Santiago, para contármelo, porque el libro había llegado a ellos por «azar» y querían transmitirme el momento de confluencia. Cuando nos vimos, me lo regaló ese duende que comparte techo con mi padre y disfruté de su lectura durante algunas semanas. La estructura del libro, el descubrimiento, todo ligado al mar, me fascina. No es un libro fácil de encontrar pero merece la pena verdaderamente.
La lectura del podcast pertenece a uno de los últimos capítulos y su protagonista se muestra serena, tranquila y valiente, como me siento comenzando este nuevo año.
La música es una caricia… y junto con un abrazo, es mi regalo de reyes para vosotros. 🙂
Disfrutad de la magia de esta noche.
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Hoy os hablaré brevemente del último libro que he leído: Cosmofobia, de Lucía Extebarría.
Lucía me ha gustado desde siempre y me he leído casi todos sus libros porque sintonizo mucho con su forma de expresar, sus historias del día a día con las que a menudo podemos identificarnos. Cuando leí «Un milagro en equilibrio» acarició mi sentimiento maternal con una frescura suave y natural, cuando leí «Ya no sufro por amor», reflexioné y me divertí mientras descubría la necesidad de reafirmar mi autoestima; y digamos que he ido siguiendo su vida y su evolución a través de sus libros.
En este caso, Cosmofobia nos lleva a un barrio de Madrid donde se cruzan las culturas, que no siempre se mezclan. Se narran las realidades de muchas personas diferentes y cuando termina el libro te deja con ganas de seguir sabiendo cómo continuaron las historias de unos y de otros. Esos personajes se reflejan en aquellas personas con las que nos cruzamos cada día: inmigrantes, artistas, amas de casa, estudiantes… Personas anónimas con su pequeño mundo a cuestas, como nosotros.
¿No os habéis planteado nunca cómo será la realidad de la persona con la os cruzáis cada día en la calle? Yo he visto crecer a niños que van al colegio cuando yo voy a trabajar, por ejemplo, y notas el día que no va. Da ternura ver a esa niña hecha ya una jovencita, cuando aun la recuerdas pequeñita.
No es un mal propósito para 2009 mirar a los ojos a quienes tenemos tan cerca, no?
Os dejo el podcast de esta semana, el mas «urbano» hasta el momento. Me encanta el tema musical que lo acompaña y la historia en la que veo reflejados a tantos inmigrantes que me sonríen en los semáforos todos los días.
Os recomiendo el libro y espero que os guste el podcast, último del año.
Un abrazo multicultural.
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Eres el camino y eres la meta;
no hay distancia entre tú y la meta.
Eres el buscador y eres lo buscado;
no hay distancia entre la búsqueda
y lo encontrado.
Eres el adorador y eres lo adorado.
Eres el discípulo y eres el maestro.
Eres los medios y eres el fin.
Este es el Gran Camino.
Osho (El libro de la nada)
«Cuando una mujer se anima a ser madre y puta,
tierna y sensual,
buena y erótica,
se siente otra vez completa.»
El camino del Encuentro, J. Bucay
Actualización: Dada la polémica, especifico que con Puta me refiero a la mujer salvaje, instintiva y erótica que todas tenemos dentro; libre, sin prejuicios. No me refiero a una prostituta, profesión que me parece respetable, pero no es lo que quiero decir. A mi el fragmento me inspira la fuerza y la garra de la mujer completa, con tantas facetas que explorar y con tanto por conocer de si misma. La imagen y la canción refuerzan la idea.
«Estar en contacto íntimo no significa abusar de los demás ni vivir feliz eternamente.
Es comportarse con honestidad y compartir logros y frustraciones. Es defender tu integridad, alimentar tu autoestima y fortalecer tus relaciones con los que te rodean. El desarrollo de esta clase de sabiduría es una búsqueda de toda la vida que requiere entre otras cosas mucha paciencia.»
Virginia Satir
Extraido de «El camino del encuentro» de J.Bucay, que actualmente leo y recomiendo
Image by Darkermusings
Este es mi poema favorito.
METAMORFOSIS, de Gioconda Belli.
La enredadera
se me está saliendo
por las orejas.
Mis ojos se han convertido
en pistilos movibles
y mi boca está repleta
de flores moradas.
Mientras camino
sigo llenando de hojas
la casa.
Mis ramas estorban en el cuerpo,
sigo enredándome en todo:
ya mi nariz
también se ha puesto verde
y mis olores han cambiado,
tropiezo con los muebles
y mis piernas están rompiendo
los ladrillos,
buscando la tierra,
enredándome.
Mi pelo ya no me deja moverme,
esta abrazado a las paredes,
los brazos se han hundido
sólo me quedan los dedos
mientras mi cuerpo
se ha vuelto tronco.
Con mis dedos
me toco toda
re-conociendome
entre las hojas
y las ramitas
y las flores que llenan mi boa
y han teñido mis dientes.
Me repasan mis dedos
y su contacto es abono
para mis ramas que crecen
y ya por fin,
después de mucho resistir,
se han rendido las manos
y están saliendo puyitas
de las uñas.
Mi boca llena de flores moraditas
ha cuajado mi cuerpo
y estoy enredadera,
metamorfoseada,
espinosa,
sola,
hecha naturaleza.
«Todo empezó hace 8 meses. Acababa de vivir una decepción amorosa tan estúpida que ni siquiera merece la pena hablar de ello. A mi sufrimiento había que sumarle la vergüenza del propio sufrimiento. Para prohibirme mi propio dolor me arranqué el corazón. La operación resultó fácil pero poco eficaz. El lugar de la pena permanecía ocupándolo todo, debajo y encima de mi piel, en mis ojos, en mis oídos. Mis sentidos eran mis enemigos y no dejaban de recordarme aquella estúpida historia.
Entonces decidí matar mis sensaciones. Me bastó con encontrar el conmutador interior y oscilar en el mundo del ni frío ni calor. Fue un suicidio sensorial, el comienzo de una nueva existencia.
Desde entonces, ya no tuve dolor. Ya no tuve nada. La capa de plomo que bloqueaba mi respiración desapareció. El resto también. Vivía en una especie de nada.»
De esta manera, el protagonista del último libro de Amelie Nothomb, decide eliminar sus sensaciones, lo cual le conduce a un estado de aburrimiento por la carencia de cualquier estímulo. Solo una canción de Radiohead y su nueva profesión como asesino le hacen volver a sentir.
Esta historia, con su toque siniestro, es otra muestra de la característica forma de escribir de esta escritora que me fascina. No me ha gustado como otras, se me hace corta, quizá podría dar para más la historia, pero no está mal. Le doy un 6,5 y os dejo una frase que me encanta:
«Uno nunca es tan feliz como cuando encuentra el medio de perderse.»
«Durante esa noche repentinamente me habia dado cuenta de una cosa, y era que entre nuestra alma y nuestro cuerpo hay muchas pequeñas ventanas y a través de éstas, si están abiertas, pasan las emociones, si están entornadas se cuelan apenas; tan sólo el amor puede abrirlas de par en par a todas y de golpe, como una ráfaga de viento.»
De nuevo… «Donde el corazón te lleve», de Susanna Tamaro