


Hay domingos y domingos… y el último fue uno muy especial para mí. Conocí a alguien con quien no contaba compartir tantas cosas, le enseñé Mi Mar atlántico, que aquel día lucía especialmente bello, tan hermoso y salvaje como me gusta…. tanto… que decidió bautizarnos y una ola cayó sobre nosotros, arrancando carcajadas y maltratando a mi pobre cámara, que salió victoriosa de la agresión acuática.
Escribimos en nuestras libretas, me enamoré de una canción perfecta, compartimos momentos y aromas, y bailamos en la estación del tren…. ¿Qué más se puede pedir? Nada…
Esencia de mi mar…
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Sonaba en aquel bar…
La Canción Perfecta…
para escuchar con cascos o en alto
et il est un jour arrivé
marteler le ciel
et marteler la mer
et la mer avait embrassé moi
et la délivré moi de ma cellule
rien ne peut m’arrêter maintenant