Los ángeles están todos los días en todas partes…
Uno de los grandes cambios de este año sucedió a comienzos de este año tan lleno de cambios. Ya le venía dando vueltas a finales del pasado, cuando comenzó «mi proceso», y en febrero me decidí a dar el paso y comencé a formarme para una profesión diferente a la que ejerzo todavía hoy en día. El tema da para largo y no entraré en detalles aún, pero se trata una profesión muy relacionada con la ayuda a las personas, para que cada uno saque lo mejor de sí mismo.
Las cosas en mi trabajo no iban demasiado bien (motivación), pero del cielo me cayó un nuevo jefe y por ahora estoy lo suficientemente motivada como para no dar el paso. Sin embargo, me sigue fascinando esa profesión, que creo es vocacional y espero poder dedicarme a ella en un tiempo. Mientras tanto, saco tiempo fuera de mi trabajo para «hacer prácticas» y hoy he finalizado un «proceso» con una compañera de yoga. Me llena muchísimo cuando llega ese momento…
Como detalle por lo que la había ayudado, A. me trajo un regalo de sus vacaciones, una pequeña vidriera para la única ventana de mi cuevecita. Lo más bonito es cuando me dio el paquete, y me dijo… «léelo! Lo busqué para ti!… Me has ayudado mucho»
Y el simple hecho de buscar este precioso papel de regalo para mí vale más que cualquier cosa material… 🙂
Podría contaros mucho sobre ella… Lo que a mi me ha enseñado, su valentía, su mirada, su grandeza, su sabiduría, su dulzura… por no hablar de su elasticidad a los 65 años!
Así son las Personas, por ello me fascinan.