Esta está siendo sin duda una primavera extraña para mí. He sentido una astenia acusada, cansancio y somnolencia injustificados. Parece que tras volver al invierno durante 10 días en Noruega, volví a comenzar el ciclo y a sufrir o bien resaca de actividad o una nueva astenia o un cocktail molotov de ambas.
Hago y hago, pero siento que no hago, que no avanzo. Actualizo poco, se me caducan las partidas de Worfeud, tengo parados un par de libros, proyectos caminando despacio…. De verdad que intento que «estonosepare» pero me da la impresión de que esta primavera cuesta más.
Unknown author photo¿Tenemos los campos energéticos revolucionados con tanto dolor social a nuestro alrededor? ¿Quizá no sé estar en un momento de transición sin más? ¿Me moveré como los aviones que van rápido pero a veces no nos lo parece cuando estamos en él? La verdad es que no lo sé…
Lo que sí sé es que la fe en el propio camino debe acompañar cada paso, que la confianza en que sucede lo mejor (o nuestra fe en causalizar nuestras vivencias, todo puede ser) es la mejor religión, que la intuición está ahí a veces incluso gritando para que la escuchemos.
Se que nada que merece la pena es fácil, que las raíces están en uno mismo, que si no luchamos por nosotros mismos, no lo hará nadie. Se que soy una profunda creyente en el potencial humano. Se que la comprensión, el amor y la empatía nunca sobran, también para uno mismo.
Últimamente no puedo dejar de sacar a relucir mi metáfora de la planta, o como se me acaba de ocurrir, mi «plantáfora«! (jeje…) Decía, igual que se compara el amor con una planta, le encuentro similitud con muchas otras cosas, incluida la relación con uno mismo.
Tenemos que podarnos cada temporada y recortar lo que no nos interesa. Debemos regarnos con lo que nos gusta y abonarnos con aquello que más beneficia a nuestra tierra y nuestras raíces. Ni mucho ni poco. Dependerá también de la temperatura, de la humedad. Alguna vez necesitamos cambiar la tierra, cambiarla por completo. Incluso podemos necesitar un cambio de tiesto si somos plantas de grandes aspiraciones, o trasplantarnos al campo, sin límites ni tiestos. Debemos recordar que las raíces son nuestras, es importante este tema y da para escribir un libro.
Es al fin y al cabo una cuestión de amor, dedicación y cariño como el que se le pone a las plantas, quien sabe hacerlo. Ese mimo, ese hablarle o cantarle, ese cuidar. Todo eso, para uno mismo, es un tesoro. Seremos más afortunados unas veces y otras menos.
Tengo una menta en mi terraza que estaba moribunda y la mantuve sacando unas cuantas hojas de vez en cuanto durante más de un año y medio… o dos, ya ni recuerdo. Esa menta ha desplegado sus fuerzas y no ha resurgido de sus ramas secas sino que ha comenzado a brotar frondosa junto a lo que ella fue tiempo atrás. Incluso ha tenido un hijo al otro lado del tiesto, no se ni cómo ha llegado tan lejos! Posiblemente la cuido mejor ahora que hace 2 años, eso lo sé, pero también se que ella necesitó su tiempo, cada uno tiene sus ciclos. Sus momentos de sequía, de barbecho, de flor y de fruto.