El pasado viernes fui a casa de mi ex, aquella en la que viví durante 6 años, a recoger las últimas cosas que me quedaban. Como ya había ido dos veces antes, quizá esperaba que no me afectase mucho, pero no fue así.
Desde el momento en que entré en aquella calle me sentí extraña. ¡Cuánto podemos avanzar en tan poco tiempo! Hay páginas que una vez las pasas, se pierden en la cuenta y cuando vuelves a ellas parece que las has leído hace años y ni las encajas en el argumento.
Subía los 3 pisos de escaleras preguntándome qué hacía yo allí.
Me reencontré con mi gato, mucho polvo, recuerdos, rabia, ansiedad… y unas ganas locas de salir de allí, tirar todas las cajas a la basura y volver de nuevo a mi vida de Hoy.
Con la siempre fiel ayuda de mi Mujer Sonriente, bajamos todas las cajas, hicimos un Tetris en mi coche y cerramos esa puerta por última vez, dejando dentro las llaves.
Antes de irme, encontré «accidentalmente» un papel con anotaciones aparentemente inconexas, pero que rápidamente identifiqué con un listado de Sí y No, asociado a cualidades personales. No tuve que pensar mucho para verme en ella, y tal como somos las personas, mis ojos se clavaron y memorizaron las 5 cosas escritas bajo el No, que mi ex nunca había tenido el valor de decirme, según él (cuando hablamos por teléfono después) por miedo a mi reacción.
Duele que 7 años de confianza no den para más que asentimientos.
Duele que encuentre parte de verdad en esas palabras.
Duele que por primera vez me sienta tan responsable de mi propio fracaso amoroso.
En el abono del pasado crecerá mi reflexión, liberándose de culpas, haciéndose consciente de las responsabilidades de nuestros actos.
Solo espero que ambos nos llevemos en la mochila el bálsamo del aprendizaje, que curará esta herida y fortalecerá nuestra piel para vivir lo que tenemos por delante.
Punto y aparte.
Pronto quizá nos veamos por primera vez desde hace 10 meses. Solo espero que al mirarnos, por fin comprendamos lo lejanos que están nuestros caminos y lo afortunados que fuimos por creer tenernos tantos años, soñar con un futuro que no hicimos nuestro y compartir una infinidad de vivencias y grandes momentos, entre ellos las lágrimas del día de nuestra boda.
Y suena…