Tenemos nuestros propios recursos, los que nos aferran al presente.
Tenemos nuestros sueños, nuestras ilusiones, nuestros deseos.
Tenemos manos que se tienen, brazos que se ofrecen.
Tenemos libros, historias, aventuras, descubrimientos.
Tenemos palabras, suspiros, canciones, melodías.
Tenemos en nuestras manos los ladrillos de ilusión,
para crear nuestro propio espacio.
Tenemos la voluntad para pintar nuestras paredes
del color de nuestros sueños.
Tenemos un corcho para que nos acompañen
los recuerdos y retazos de los grandes momentos.
Tenemos nuestra propia tierra,
para sentir como resbala entre nuestras manos.
Tenemos semillas sorprendentes
que pueden tornarse en flores de alegría;
que pueden convertirse en árboles que nos cobijen,
que pueden enriquecer y perfumar nuestro jardín.
Al fin y al cabo, si no tenemos un sofá,
podemos poner una hamaca en el jardín.
Hay días en los que necesitas sonreir, quizá es tu caso, quizá es el mío. Este es uno de mis cortos favoritos, junto con el del conejílope…
Mientras se me acumulan palabras, sentimientos y pensamientos, te deseo una feliz semana, mientras intento ignorar a la pastelosa navidad y me tapo bien para curar mi tos.
Se que soy de naturaleza melancólica, se nota. Se que soy «creativa» e inestable, intentando tanto a veces estar bien, que me canso por ello y así acabo peor. Es esta etiqueta de «persona feliz» que a veces me pica….
Ando algo floja. Siempre me da pena volver de mi tierra, de mi gente, de mi mar, de mis raices y esa amparante sensación de cobijo que da la familia. Sin embargo, los años, las distancias y los cambios han dado lugar a que no acabe de encontrar mi sitio. Esta era la primera vez que pasaba unos cuantos días desde que me he separado; había estado sólo en breves visitas intermitentes.
Aunque se que no es mi misión complacer a los demás, no se como repartir el tiempo a veces para que todas las partes de mi familia se queden contentas, no se molesten porque emplee más tiempo con una que con otra, no me posicionen, etc. Quiero ayudar y creo que no puedo, que la mejor ayuda es estar en mi sitio, dejando que los demás resuelvan sus propios problemas… Eso a veces cuesta.
Y con esto de la morriña, extraño tener un sofá, que no tengo. Es el símbolo de un hogar y recuerdo el mío con lágrimas en los ojos. Absurdo eh! Pienso en ese rinconcito que tenía, en el brasero que me calentaba, en mis gatos acompañándome y aplastándome mientras se tumbaban en mis piernas (con sus 7 kilos cada uno). Allí leía mientras B jugaba en su ordenador, cuando los domingos eran de hogar, tenía espacio para recibir visitas, y siempre me esperaba alguien cuando llegaba a casa.
Cuando uno se separa, lo hace también del sofá; bueno cuando no se queda con la custodia claro! Quizá podría camelar a mi casera y poner un sofá, quizá no lo necesite porque yo misma sea capaz de crear un hogar.
Y hasta en pequeños ratitos, cuando no me vea nadie, me permitiré el lujo de salir del presente y fantasear con «lo bonito que será» mi proyecto de familia, con un perro de lanas que me de besos, un hombre que me haga reir y un sofá para darnos revolcones.
Esta semana no he podido resistirme y he publicado un nuevo trocito de Océano Mar, de Alessandro Baricco. Es el comienzo y el boceto de uno de mis personajes preferidos, Plasson el Pintor.
Sonreía hace un momento al ver esta hermosa imagen que me envía Carla, una de mis lectoras y amiga, y no he podido evitar compartirla… Me conquista… Y me recuerda a esta imagen de «La vie en rose» de París.
Ya me falta poco, el lunes vuelvo al mundo real-laboral, y no hay muchas ganas, pero sigo remoloneando en este poquito que me queda….
Al menos me he repuesto un poco de la bonquitis que tuve toda la semana pasada. Esta claro que mi cuerpo también se tomó vacaciones!
Y tú, ¿cómo lo llevas? ¿te gusta esto de la Navidad que ya tenemos encima (a mi ná!)?
Hace unas semanas posteaba este poema de Gioconda Belli, de un libro delicioso que gira entorno al mundo femenino: El ojo de la Mujer. En una noche de lectura inspirada decidí darle forma y salió el podcast que esta semana se publica en Tinta Digital.
Ya aterrizada de Paris, reponiendo energías en mis tierras galegas… Encontrándome un poquito conmigo misma…
Os traigo una canción que escuchaba por las mañanas mientras me preparaba para explorar la ciudad… Me gusta muchísimo el vídeo… ¡viva la expresividad de los pies!
